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sábado, 9 de noviembre de 2013

La buena educación

Educación, una variante del amor.



Cuando yo era niña, ya hace de eso algunos años, si una persona mayor nos hablaba bajábamos la cabeza y pocas veces nos atrevíamos a contestar, y mucho menos si era una persona desconocida. Las normas en el colegio era estrictas y contundentes. Supongo que algunos adultos no guardan muy buenos recuerdos de aquellos tiempos, porque se han empeñado en que sus hijos no se parezcan en nada.
Como en todo, los términos medios son los que funcionan. No hace falta dejar a un niño sin cenar por haber cometido una falta, pero tampoco pasarles todo por alto, porque los primeros que vamos a pagar las consecuencias somos los propios padres. 

Nos gusta la educación, nos gustan las buenas maneras. Nos gusta que nos hablen con amabilidad y que nos pidan las cosas por favor. Entonces ¿Por qué esa mala educación que se observa  en algunos jóvenes ahora? ¿Por qué las chicas jóvenes si un hombre les cede el paso o un asiento le tildan de machista?


 Dejemos que los mayores nos transmitan sus enseñanzas llenas de amor. ¿Acaso pensamos que porque no pudieron ir a la universidad son menos sabios? ¡Qué equivocados estamos! Cuando vayamos cumpliendo años nos daremos cuenta del poso que van dejando en nosotros. Las grandes culturas, aquellas que sobrevivieron en el tiempo, dejaron que fuese ´´el consejo de ancianos¨ los que decidieran en los grandes conflictos. 
Rara vez encontraremos a un anciano maleducado, por poco que haya ido a la escuela. Los años le han dado la sapiencia justa para saber como comportarse en cada situación.

Todos hemos visto horrorizados algunos de esos programas de televisión, en los que los padres son avasallados por unos hijos absolutamente mal educados, egoistas y llenos de ira. Los padres terminan pidiendo por favor que los aparten de ellos, que se los lleven y a ser posible los eduquen y se los devuelvan hechos unos querubines.
¿No creen ustedes que es más fácil y más efectivo, que desde la cuna se les vaya educando poquito a poquito? 
Con amor y paciencia se educa, se enseña, se transmite lo bueno de cada uno de nosotros para que perviva en los que van llegando a la vida.
¡Pero ojo! educar no es imponer. No es avasallar, quitando a los jóvenes su ímpetu o sus ideas. Hay que enseñarles a ser libres. Que ellos decidan, y que sepan por supuesto que han de ser libres, pero que su libertad termina donde empieza la de los demás.

La educación es imprescindible para poder convivir con los otros. ¿Qué sería de nosotros sin ella? ¿Acaso podríamos ir a un restaurante y compartir la visión de otros seres humanos en un acto tan íntimo como es la comida? ¿Podríamos hacer una cola en un cine? ¿Pasear por la calle? ¿Conducir por nuestras carreteras? 
La vida sería poco menos que un caos.





Valoremos la educación. Démosle la importancia que tiene, que es mucha. Y al fin y al cabo, veámosla como lo que es...un acto de amor hacia los demás.

Un fuerte y educado abrazo desde optimisstica.