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sábado, 7 de junio de 2014

Contra la dureza de la vida...¡¡¡optimismo!!!

Si amigos, la vida es dura, dura, dura de narices.
Eso no lo voy a descubrir yo ahora ni Leonardo Da Vinci o Arquímedes que volvieran a la vida. Eso está ahí, y los que más saben de ello son las gentes humildes del mundo. Españoles, africanos o de La Conchinchina, que la dureza y dificultades de la vida no entienden de razas ni de razones.




 Pero como es así, como no vamos a cambiar ni a descubrir nada, podemos hacer algo. Y ese ¨algo¨ es combatir estas dificultades con las armas que tenemos. Vamos a darle la vuelta a los problemas y a mirar lo bueno que sucede a nuestro alrededor. Seguro que algo hay. Seguuuuuuro.

Si un familiar tuyo, que puede ser tu hijo, hermana, madre etc. te viene con penas, te viene contando alguna dificultad que le atormenta, cálmale. Ofrécele todo el cariño que puedas y confórtale. Después hazle ver lo afortunado o afortunada que es de poder tener a alguien a quien contarle sus cuitas. Y también de lo afortunado que tu mismo eres de tenerle a él o a ella que tanto confían en tí. Si el problema lo enfocáis desde otra óptica seguramente no tardará en solucionarse. Por el contrario si os ponéis a maldecir y a llorar vuestra mala suerte, el problema no parará de crecer y crecer.

Ayer disfruté con mi hija viendo como unas plantas que ya dábamos por perdidas habían recuperado sus hojas y estaban frescas y relucientes. Parecían decirnos....¨gracias por habernos regado, por mimarnos, por acordaros de nosotras¨. ¨Os lo vamos a agradecer poniéndonos bien guapas para vosotras¨.
Puede pareceros una ñoñería...pero os aseguro que son pequeñas tonterías de la vida, como yo les llamo, que nos hacen sonreir por dentro.

La vida, bien sabemos, que no es más que eso....pequeñas tonterías. Vosotros lo sabéis igual que yo. Lo que pasa que no siempre reparamos en ello. 
Pues es de la importancia de las pequeñas cosas de lo que quiero hablaros hoy.

A veces, es cierto que alguien se empeña en hacérnosla imposible, la vida digo. Sí, hay gente tóxica. Todos tenemos alguien así a nuestro alrededor. Celos mal entendidos. Envidias. Rencores. Alguna ¨pelusilla¨ como diría mi maravillosa madre. Siempre hay alguien con alguna dosis de negatividad que se empeña en desparramarla por doquier. Recuerdo a un profesor que tuve, hace ya algunos años, y que me decía: Pilarrrrr....no demuestres tanto tu buena suerte. No hables siempre de lo feliz que eres o de lo bien que te llevas con tu familia. A la gente no le gusta. Hay personas que no soportan la felicidad ajena. Tampoco soportan que estés más preparado que ellos en determinados temas de su interés. No tengas siempre la respuesta buena. Si sabes demasiado, tampoco gusta. Hazte de vez en cuando la tonta. Yo no lo entendí muy bien, pero no obstante guardé en mis recuerdos sus consejos, y hoy si, hoy los entiendo. Es triste pero lo entiendo.

 Y también es cierto que las enfermedades o las desgracias pueden amargarnos la vida sin que sepamos como meterle mano al asunto.
Pero no es de eso de lo que quiero hablaros, no de las grandes desgracias o las grandes suertes, si no de las pequeñas. Los miles de detalles que suceden a lo largo de cada día y en los que no solemos reparar.

Hay una frase que ya he citado aquí alguna otra vez, pero es que me parece tan maravillosa que me gustaría recordarla cada instante de mi vida, y lo que es más importante, ponerla en práctica. Es de Mario Moreno, el inolvidable ¨Cantinflas¨ y decía así :¨ la única misión que tenemos en esta vida es hacer felices a los que nos rodean¨  Grande Cantinflas. 


Hoy he pasado un rato maravilloso con una amiga. Tiene una nietecita de 6 meses que es una preciosidad. He podido disfrutar de ella un buen rato y ha sido para mí de lo más gratificante. La niña solamente quería estar conmigo, cosa que nos ha hecho mucha gracia ya que era la primera vez que me veía. Ver la dulzura de esa bebita y disfrutar de sus sonrisas ha sido todo un premio. Su papá no paraba de llamarla para que se fuera con él y la peque empeñada en quedarse conmigo. Nos hemos reído mucho y como os digo, ha sido uno de esos momentos que carecen de importancia pero que dan felicidad al espíritu. Es  esto lo que quería resaltaros. Que disfrutemos los pequeños momentos, que nos demos cuenta del valor inmenso que tienen y que sirvan para llenarnos de alegría y de optimismo, cosas estas, tan escasas a veces.

Y a lo otro: a la negatividad. A las personas tóxicas. A los celos. A  las malas sensaciones. ¨ Ni caso¨

Saludos desde optimisstica.