Un montón de (no les llamaremos problemas, que si no vienen) diremos dificultades o contratiempos, me han impedido el contacto habitual con vosotros. Pero ¡ Ya estoy aquí! Y vamos a por más.
¡Uf! Hay un montón de novedades. La mayoría dificiles, diría yo.
Los casos de corrupción se amontonan en los despachos judiciales.
El paro, aunque hay algunos repuntes, no es que esté para tirar cohetes como nos quiere hacer creer el gobierno. Todavía hay demasiadas familias con dificultades como para que alguien se atreva a lanzar las campanas al vuelo.
La violencia, que siempre estuvo en el futbol, se ha hecho más patente con la muerte del hincha del Coruña. Esperemos que todas esas propuestas que los clubes se han visto obligados a plantear no queden en agua de borrajas.
Pero antes de terminar con la lista de cosas negativas que últimamente han sucedido, quiero comentar una, a la que creo que se le ha dado muy poca importancia y que en general los medios de comunicación le han pasado muy por encima. Se trata de la muerte de la joven policia gallega. Creo, por no decir que estoy segura, que tenemos una de las policías más eficaces e integras del mundo. Pero sin embargo desde la cúspide no se cuida de ella en absoluto. Simplemente se espera que cumpla con su obligación, que esté a las duras y a las maduras, que arriesgue su vida cada día para preservar la nuestra, con el mínimo apoyo y atención.
Señor Ministro del Interior, por favor, no vale sólo presumir de policía cuando tienen un éxito, no vale sólo apuntarse el tanto cuando sabe que cierto acierto se ha conseguido gracias a que un policía ha arriesgado su vida. No vale solamente eso. Si quiere recoger sus frutos, tiene que cuidar la cosecha. Si quiere que sus jugadores metan buenos goles, deles un buen entrenamiento y los mejores cuidados. Porque no se puede tirar solamente de buena voluntad y honradez. Porque Señor Ministro y Señores Altos Mandos de la policía, la seguridad de la ciudadanía depende de nuestras Fuerzas de Seguridad y si ellas no están cuidadas malamente podrán cuidar de nosotros. Quiero hacer llegar mi solidaridad a la familia de esta policía que dejó su vida en la calle por intentar salvar la de otra persona. Gracías, gracias y gracias. Me siento orgullosa de que haya personas como ella en mi país.
Pero claro, no puedo dejar de hacer este pequeño recorrido por las últimas noticias sin hablar de Francisco Nicolás. Alguien le bautizó como el pequeño Nicolás, supongo que debido a su corta edad, porque pequeño, pequeño, no lo es tanto. Veremos como termina este culebrón. De momento parece que Francisco Nicolás tiene más ases en la manga de los que se imaginaba. ¿Fantasía o realidad? No podríamos apostar con seguridad sin correr el riesgo de equivocarnos, pero parece ser que saber, sabe. Que no es el rarito que se colaba en todos los sitios que nos hicieron creer al principio. Veremos, veremos.
El asunto del Ébola parece que en nuestro país se ha tomado un respiro. Pero no debemos olvidar que en África sigue muriendo gente indefensa. No nos olvidemos por favor. Parece que cuando no nos toca de cerca, el problema no existe. Pero existe. Seres humanos que sienten, que sufren, que tienen hijos y padres, seres humanos con corazón siguen padeciendo esta maldita enfermedad y los países ricos no se implican como debieran. Solamente parece que se acuerdan cuando la enfermedad cruza las fronteras.
Del asunto político, que también anda revuelto, intentaré ocuparme en próximos posts.
Cómo veis aquí estoy. Abrazos siempre optimistas desde optimísstica.
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