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viernes, 22 de febrero de 2013

ALGUNAS COSAS BUENAS DESCUBIERTAS EN LA CRISIS.

 Dicen que las mejores amistades, nacen en las situaciones más adversas.

Las dificultades unen.
Nos vuelven más sencillos. Y  nos damos cuenta de que somos algo así como una hormiguita.  



En mi empeño por ver la parte positiva de las cosas, que sé que siempre la hay, hoy me he parado a pensar qué le habremos sacado de bueno a la dichosa crisis cuando ésta termine.
Problabemente no sea nada tangible, no sean posesiones que podamos vender, no serán bienes materiales, pero seguro que a nivel humano habremos crecido mucho más de lo que podamos imaginar. 
Y me he puesto a pensar sobre ésto, porque estamos ya tan cansados de oir las  desdichas por activa y por pasiva, que creo que nuestros oidos necesitan una cura de palabras malsonantes, veanse: crisis, recortes, estafas, corrupción, mentiras, paro, más recortes, enriquecimientos vergonzosos, desahucios, incluso la más temida de todas...hambre.
Y contra ésto ¿qué podemos hacer? Pues sacar nuestro potencial humano, apretar los dientes, y mirar a nuestro alrededor. Vamos a sorprendernos de la cantidad de cosas buenos que podemos descubrir en tanta gente buena que nos rodea, porque no nos engañemos, lo malo suena más, hace más ruido, pero lo bueno es abundante. 
 Para empezar podemos hablar de algo que absolutamente todos podemos ver a nuestro alrededor en estos tiempos que nos agitan.

SOLIDARIDAD
Increíble la solidaridad que tenemos los seres humanos. Quizás también hay mucho mangante que ha nacido bajo nuestro mismo sol y que no es capaz de dar ni un suspiro que le sobre. Pero hoy no es el turno de hablar de ellos. Hoy voy a hablar de la familia que le viene la cosa justita a final de mes y es capaz de llevar un paquete de arroz o de lentejas a esa otra familia que tanto lo necesita.   Ese capricho que muchos se quitan para dar algo a los demás. De esa gente que se está apretando el cinturón más allá de lo imaginable y aún acoge a otro familiar que se ha quedado en paro. A los ancianos que con su pensión están alimentando a sus hijos y nietos. Etcétera, etcétera y un montón de etcéteras que podemos ver apenas nos dignemos a abrir los ojos.

 Cuando hablo de ésto me viene a la cabeza mi primer viaje a Egipto. Hacía un calor de 45 grados, estaba yo cerca de las pirámides de Giza refugiándome en un portal del sol abrasador, mientras, mis amigas habían ido a visitar unas ruínas cercanas. En el mismo portal se encontraba un mendigo, un pobre de entre los más pobres, estaba tirado en el suelo seguramente agotado. Al verme se incorporó y empezó a hablar conmigo. Por aquel entonces yo empezaba mis estudios de árabe y no conocía más que unas pocas palabras, pero fueron suficiente para establecer una corriente de simpatía, ya que ellos no están muy acostumbrados a que los turistas hablen árabe, es más normal que se entiendan en inglés, pero aquel hombre, de inglés no tenía el más mínimo conocimiento.  Al poco vino otro mendigo que le tendió un pan de pita con algo dentro que no supe identificar. El mendigo que se hallaba conmigo le sonrió como si aquello fuese lo más normal y le dio las gracias, pero, y aquí viene lo más sorprendente, apenas cojer el pan que le tendía su compañero, lo partió por la mitad y me la ofreció con toda la naturalidad del mundo. Yo que estaba un poco mareada lo que menos podía en aquel momento era comer, le dí las gracias una y mil veces pero tuve que rechazarle el ofrecimiento. Después, cada vez que he recordado aquel suceso, me he arrepentido de  no haber aceptado un alimento que me ofrecían desde el corazón. Porque aquel hombre que tenía las manos sucias y negras como el carbón, tenía un corazón tan blanco como la nieve, me había ofrecido la mitad de su alimento y nunca me pidió nada a cambio. Este día empecé a enamorarme de un país que mucha gente visita, pero que pocos conocen.



Pero volvamos al aquí y ahora.  Creo que puedo afirmar sin miedo a equivocarme, que las personas que menos tienen son las que más dan. Que la SOLIDARIDAD, esa que se merece que escribamos con mayúsculas, es del pueblo llano, es de los sencillos y de la buena gente y que en momentos como los que estamos viviendo aflora por doquier.

 También podemos ver a poco que nos esforcemos otras virtudes que han aflorado "gracias" a la crisis como UNION, AHORRO, VALORACION, INVENTIVA. y si rebuscamos, aún podremos encontrar algunas más. 
De todas ellas, yo me quedo con la Inventiva y con la Solidaridad. Estas dos nos pueden sacar de este pozo que parece que no tiene fin, pero que como todo en la vida sí que lo tiene
De la inventiva podemos hablar mucho más. Somos un país que la tiene y la derrocha. Hagamos de ella un potencial. No nos dejemos ahogar por los que nos dicen que tenemos que pasar por su aro. Hay muchas más posibilidades de las que nos ofrecen. Que no nos quiten nuestro derecho a pensar, y a pensar diferente si hace falta. Y ahora no olvidemos que una sonrisa puede cambiar el mundo. Saludos desde optimisstica. 
 

 

 








 

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