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domingo, 9 de octubre de 2022

Mis Relatos: La Pasajera del Stanbrook. 3ª y última parte

 Y para concluir el relato " La Pasajera del Stanbrook". Aquí os dejo la tercera y última parte.





Cuando al final se alejó, volvieron a reiniciar su carrera. El descanso había servido para que la mujer ajustara al pequeño entre sus ropas y este, al sentir su pecho tan cerca no había dudado en agarrarse al pezón de la mujer y hacerlo suyo. Silvana no se opuso. Pensó, sin equivocarse, que así estaría más tranquilo. Lo apretó contra sí un poco más y sacó fuerzas para seguir corriendo.

     Se sentía como si volara. El pequeño era una parte más de su anatomía. Estaba aferrado a su cuerpo como si fuese una prolongación de sí  misma, como si supiese que algo acababa de unirles; que el futuro de ambos pasaba por fundirse uno contra el otro.

     El hombre la guiaba por un interminable río de embarcaciones. Al parecer, el carguero que se disponía a llevar a los exiliados a un lugar más seguro se hallaba al otro lado del puerto y era mucho  lo que tendrían que apresurarse si querían llegar a  tiempo.

     Sentía que el miedo le daba fuerzas para luchar contra todas las adversidades que se cruzasen en su camino.

     No hacía ni dos horas estaba completamente sola y ahora tenía un bebé al que proteger y a un hombre que se había hecho cargo de ellos domo si verdaderamente le importasen.

     Sintió que se podía fiar del gigante. Era un hombre que hablaba poco, pero parecía tener las ideas muy claras. Tiraba de ella sabiendo que estaba salvando dos vidas a la vez.

     Por fin llegaron al lugar del puerto donde estaba atracado el Stanbrook. Vieron cómo la gente hacía cola para subir a él y se unieron como una familia más.

     El corazón de Silvana estaba a punto de estallar. El miedo se unía a la esperanza en una extraña mezcla que le hacía sentirse muy viva por primera vez en mucho tiempo. Poco a poco fueron avanzando hasta subir a bordo. Entonces respiró hondo y se dispuso a dar las gracias a la persona que la había llevado hasta allí. Cuando se volvió hacia su salvador, vio que este ya había abandonado el barco y se dirigía a toda prisa hacia la explanada del puerto.

     Una lágrima fue lo único que le pudo dedicar al desconocido. Una lágrima que tenía el valor de dos vidas.

     Tras veintidós horas de travesía el Stanbrook ancló en el puerto de Mazalquivir cerca de Orán.

     Nadie sospechó nunca que Silvana no fuese la madre natural del pequeño que la acompañaba. La falta de leche materna fue diagnosticada  por el médico de la expedición como un trastorno debido al sufrimiento de la madre.

                                      2.019 –Pilar Roldán González. 



Espero que os haya gustado. La historia del Stanbrook es totalmente real, lo demás es fantasía, si bien algo que bien pudiera haber ocurrido. 

Saludos muy, pero que muy optimísticos.

Nos vemos pronto.


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