Pequeños gestos que pueden cambiar el mundo.
¡Que pensamiento tan hermoso!
Estas cosas solamente se pueden poner en boca de un niño. Está claro que el autor, seguramente una persona adulta, no se atreve a poner estas ideas en la cabeza de otro adulto. Todos pensarían que es una utopía, que es algo así como imaginar un mundo feliz y sin problemas en el que estaríamos cantando "tralarí, tralará".
Pero yo debo de ser muy infantil, porque creo en los pequeños gestos. Creo que esas ideas y no las de los políticos o las de los grandes bancos, son las que podrían cambiar el mundo de verdad.
Claro que yo solamente soy una persona a la que le gusta escribir y que por cierto tiene un blog que no bate records de seguidores precisamente. Pero a pesar de ello, aquí, ante mi pequeña audiencia, me atrevo a gritar que creo en la buena voluntad de la gente, que creo en los pensamientos infantiles porque son los que más verdad nos pueden aportar, y que creo que si no existieran los soñadores el mundo haría mucho tiempo que habría dejado de existir.
Estoy cansada de las noticias sobre economía. Sobre la crisis. Sobre los políticos.
Quiero noticias sobre personas sencillas. Sobre las pequeñas alegrías de la gente. Sobre los sueños.
¿Acaso podríamos volar si no hubiera habido soñadores que dieron su vida en el intento? ¿Se habría abolido la esclavitud? ¿Podría votar la mujer?
La lista de personas soñadoras que nos han precedido afortunadamente es larga, por eso no nos podemos dar por vencidos. Sigamos pensando en un mundo mejor. Sigamos siendo niños. Seguramente tendrá mejores resultados que los de ser tan adultos.
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